viernes, 30 de septiembre de 2011
Memoria para el futuro
La mañana del pasado domingo 18 tenía ante mí el mismo escenario que 51 años atrás. Una visión de contraplano con un encuadre merecedor de figurar en una película de Dreyer. Hoy me despertaba en la habitación de un hotel y en otro tiempo me desperté tras seis horas de viaje en coche desde Asturias para pasar el examen de ingreso con el P. Rodilla. Entonces no, pero ahora sí, reconocía aquella fachada gris, el rosetón humilde de la capilla y el ventanal del estudio de gramática, sintiendo el soplo "divino" del P. Teófanes mientras escribías tus buenos propósitos en aquella libreta de tapas negras. Las ventanas corridas, como ojos de un barco, ... ( + )
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