Estaba en deuda contigo, Alfonso. Yo fui uno de los que pidieron que te asomaras al blog. Yo, tantas veces Marta, hoy me visto de María para poner mi grano de intimidad en este escenario mágico.
Al leer tu referencia a la “magia” del lugar, inmediatamente me vino la imagen de aquel día de morrina (así llamamos en Cantabria a la lluvia fina), al gris del cielo panza-burra, viento en calma, verdes brillantes, ladrillos de corinto. Ese cielo de humor cambiante, melancólico a veces, de Comillas. Así solía ser la llegada en aquellos septiembres.
No sabría decir quién puso más magia en el encuentro, si el lugar o el cielo. Tal vez son la misma cosa, quizá pareja fundida en un abrazo. Pero sé que ambos hiceron que nos sintiéramos en casa. Y sé, también que, tras nuestro encuentro, vinieron días de sol intenso, de calor, mucho calor. Como si el cielo de Castilla se hubiera volcado en este lugar. Y que de ese abrazo brotó, muy cerca , este ciruelo que ves junto a mi escrito. En esa foto, de hace unos minutos, se asoman los frutos de otoño. Tal vez una metáfora de los sentimientos que ha despertado ese encuentro.
Alejandro
4 de octubre 2011
Nota (un día después) Estaba disfrutando una bella canción de Dylan, "Forever young", interpretada por Joan Baez y de repente me di cuenta de que era esa, justamente, la melodía que debía sonar de fondo en mi entrada "Ciruelas de Otoño"
martes, 4 de octubre de 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario